El pterigión, comúnmente conocido como «carnosidad en el ojo», es un crecimiento anormal de tejido en la conjuntiva ocular que puede extenderse hacia la córnea y afectar la visión. Aunque suele ser benigno, el pterigión puede causar molestias y, en casos avanzados, requiere intervención quirúrgica para su eliminación. En este artículo abordamos qué es la cirugía de pterigión, sus causas, síntomas, el procedimiento y la recuperación. ¡Vamos!

¿Qué es el pterigión o carnosidad en el ojo?

El pterigión es un crecimiento de tejido fibroso y vascularizado que aparece en la conjuntiva y puede avanzar sobre la córnea, la parte transparente del ojo. Aunque suele ser inofensivo, el pterigión puede generar irritación, enrojecimiento y, en casos graves, afectar la visión al distorsionar la forma de la córnea o cubrir la pupila.

El pterigión es más común en personas expuestas regularmente a la luz solar intensa, viento o polvo, lo que sugiere que factores ambientales juegan un papel en su desarrollo.

Causas del pterigión o carnosidad en el ojo

Las causas exactas del pterigión no se conocen completamente, pero ciertos factores aumentan el riesgo de desarrollar esta condición:

  • Exposición prolongada al sol: La radiación ultravioleta (UV) es uno de los principales factores de riesgo. Las personas que pasan mucho tiempo al aire libre, especialmente en climas soleados, tienen más probabilidades de desarrollar pterigión.
  • Ambientes secos y polvorientos: El viento, el polvo y el aire seco pueden irritar los ojos y contribuir al crecimiento de esta carnosidad.
  • Factores genéticos: La predisposición genética también influye, ya que algunas personas son más propensas que otras a desarrollar pterigión.

Estos factores sugieren que la protección ocular es clave para reducir el riesgo de desarrollar pterigión, especialmente en personas expuestas a condiciones ambientales adversas.

Síntomas del pterigión

El pterigión puede presentar diversos síntomas, que varían según su tamaño y el avance sobre la córnea. Algunos síntomas comunes son:

  • Enrojecimiento y sequedad: El ojo afectado puede sentirse seco y presentar enrojecimiento.
  • Sensación de cuerpo extraño: La carnosidad puede generar molestias o sensación de tener un objeto extraño en el ojo.
  • Picazón o ardor: La irritación ocular es común, especialmente si el pterigión está expuesto a factores como el viento o la sequedad.
  • Disminución de la visión: En casos avanzados, el pterigión puede cubrir parte de la córnea y causar visión borrosa o distorsionada.

Estos síntomas suelen llevar a las personas a buscar tratamiento, especialmente si el pterigión afecta la calidad de vida o la visión.

¿Cuándo es necesaria la cirugía de pterigión?

La cirugía de pterigión se considera cuando el crecimiento afecta la visión o causa molestias significativas. Algunos casos en los que se recomienda la cirugía incluyen:

  1. Afectación visual: Si el pterigión está creciendo hacia la córnea y compromete la visión, la cirugía es necesaria para evitar daños en la estructura ocular.
  2. Molestias recurrentes: Cuando el pterigión causa irritación constante, enrojecimiento o sensación de cuerpo extraño, la cirugía puede ser una solución definitiva.
  3. Estética: Algunas personas optan por la cirugía para mejorar la apariencia del ojo si el pterigión es visible y causa incomodidad estética.

El médico oftalmólogo evaluará cada caso para determinar si la cirugía es la mejor opción y explicará los riesgos y beneficios.

El procedimiento quirúrgico para el pterigión

La cirugía de pterigión es un procedimiento ambulatorio que suele realizarse con anestesia local. Los pasos básicos incluyen:

  1. Extirpación del pterigión: El cirujano corta y retira el tejido anómalo de la conjuntiva y la córnea.
  2. Autoinjerto de conjuntiva: Para evitar la reaparición, se toma un injerto de la conjuntiva sana del mismo ojo y se coloca en el área donde se removió el pterigión. Este autoinjerto se asegura con suturas o pegamento especial.
  3. Aplicación de medicamentos: En algunos casos, se aplican medicamentos antimetabolitos para reducir el riesgo de recurrencia.

Este método, conocido como técnica de autoinjerto, es altamente efectivo y reduce significativamente el riesgo de que el pterigión vuelva a aparecer.

Recuperación después de la cirugía de pterigión

La recuperación de la cirugía de pterigión suele ser rápida, aunque puede variar según el caso. Algunos aspectos clave en el proceso de recuperación son:

  • Inflamación y enrojecimiento: Es común experimentar enrojecimiento y una ligera inflamación en los días posteriores a la cirugía. Generalmente, el enrojecimiento desaparece en unas semanas.
  • Protección ocular: Es importante usar gafas de sol para proteger el ojo de la luz solar y evitar ambientes polvorientos que puedan irritar la zona operada.
  • Uso de medicamentos: El médico recetará gotas antibióticas y antiinflamatorias para prevenir infecciones y reducir la inflamación.
  • Evitar frotarse el ojo: Es fundamental no tocar ni frotar el ojo operado para evitar complicaciones.

La mayoría de las personas pueden retomar sus actividades diarias en unos días, aunque la recuperación completa puede llevar varias semanas.

Riesgos y posibles complicaciones de la cirugía de pterigión

Aunque la cirugía de pterigión es segura y con buenos resultados, existen algunos riesgos y posibles complicaciones, tales como:

  • Recurrencia del pterigión: Aunque el riesgo es bajo con la técnica de autoinjerto, el pterigión puede volver a aparecer en algunos casos.
  • Infección: Como en cualquier cirugía, existe un pequeño riesgo de infección que se puede minimizar con el uso de antibióticos.
  • Cicatrices o cambios en la visión: En casos poco comunes, puede haber cicatrices que afecten la visión.

Es importante seguir las recomendaciones del médico durante el postoperatorio para minimizar estos riesgos.

Prevención del pterigión

La prevención del pterigión implica evitar los factores de riesgo que pueden contribuir a su desarrollo. Algunas recomendaciones son:

  1. Usar protección solar: Las gafas de sol con filtro UV ayudan a reducir la exposición a los rayos ultravioleta, protegiendo los ojos de los daños solares.
  2. Evitar el polvo y el viento: Usar gafas protectoras en ambientes polvorientos o en lugares con mucho viento reduce el riesgo de irritación ocular.
  3. Mantener los ojos hidratados: Usar lágrimas artificiales en ambientes secos o cuando hay exposición prolongada a pantallas ayuda a mantener la hidratación ocular.

Estas medidas son esenciales, especialmente para quienes trabajan al aire libre o en ambientes con alta exposición a factores irritantes.

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