Los acrocordones, también conocidos como papilomas cutáneos o «skin tags», son pequeñas formaciones benignas de piel que suelen aparecer en zonas como el cuello, axilas y párpados. Aunque no representan un riesgo grave para la salud, pueden resultar molestos o afectar la autoestima. En este artículo abordaremos en profundidad qué son, cómo se forman y las opciones disponibles para su tratamiento.

¿Qué son los acrocordones o papilomas cutáneos?

Los acrocordones son pequeñas protuberancias blandas que cuelgan de la piel y suelen tener un color similar al tono de la piel circundante. Pueden variar en tamaño, desde unos pocos milímetros hasta varios centímetros de diámetro. Aunque no son cancerosos ni contagiosos, muchas personas buscan tratamiento para eliminarlos por razones estéticas o de comodidad.

Estos papilomas cutáneos tienden a aparecer en áreas de pliegues o donde la piel se roza, lo que explica su frecuencia en zonas como el cuello, axilas, debajo de los senos y párpados.

Causas de los acrocordones

La causa exacta de los acrocordones no es completamente conocida, pero algunos factores pueden contribuir a su aparición:

  • Fricción de la piel: Los acrocordones suelen desarrollarse en áreas donde la piel roza constantemente, lo que podría estimular el crecimiento de estas protuberancias.
  • Factores genéticos: La predisposición genética parece jugar un papel, ya que algunas personas son más propensas a desarrollarlos que otras.
  • Sobrepeso y obesidad: Las personas con sobrepeso tienden a tener más pliegues en la piel, lo que aumenta la fricción y el riesgo de desarrollar acrocordones.
  • Cambios hormonales: Durante el embarazo, es común la aparición de acrocordones debido a las fluctuaciones hormonales.
  • Edad: A medida que envejecemos, es más probable que se desarrollen acrocordones.

Entender estos factores puede ayudar a quienes son propensos a estas protuberancias a tomar medidas preventivas, aunque no siempre se pueden evitar.

¿Cómo se ven los acrocordones?

Los acrocordones son pequeñas protuberancias suaves al tacto y suelen colgar de la piel, como si estuvieran unidas por un delgado tallo. Aunque generalmente tienen el color de la piel, en algunos casos pueden ser ligeramente más oscuros.

A diferencia de otros tipos de lesiones cutáneas, los acrocordones no causan dolor, picazón ni presentan otros síntomas a menos que se irriten, por ejemplo, al frotarse con la ropa o joyería. Su apariencia característica facilita su identificación, aunque es recomendable un diagnóstico profesional y especializado para evitar confusiones con otras afecciones de la piel.

Diferencia entre acrocordones y otras lesiones cutáneas

Existen varias condiciones de la piel que pueden confundirse con los acrocordones, por lo que es importante entender sus diferencias:

  1. Lunares: Los lunares pueden ser planos o elevados y tienen una estructura y color distintos. Algunos lunares tienen el potencial de volverse cancerosos, mientras que los acrocordones no.
  2. Verrugas: Las verrugas son causadas por el virus del papiloma humano (VPH) y tienden a tener una superficie más rugosa, a diferencia de la superficie lisa de los acrocordones.
  3. Queratosis seborreica: Estas son placas cutáneas más grandes y gruesas que pueden ser marrones o negras, mientras que los acrocordones son pequeños y suaves.

Un dermatólogo puede ayudar a diferenciar entre estas lesiones y confirmar si se trata de acrocordones u otra afección de la piel.

Diagnóstico de los acrocordones

El diagnóstico de los acrocordones es simple y generalmente se realiza mediante una inspección visual por parte de un dermatólogo. En la mayoría de los casos, no se requieren pruebas adicionales, ya que los acrocordones presentan una apariencia distintiva. Sin embargo, si existe alguna duda o si se observan cambios inusuales en la protuberancia, el médico puede sugerir una biopsia para descartar otras condiciones de la piel.

Opciones de tratamiento para los acrocordones

Aunque los acrocordones no son peligrosos, algunas personas prefieren eliminarlos por razones estéticas o si causan molestias. Los tratamientos para acrocordones comunes incluyen:

  • Escisión quirúrgica: Se corta el acrocordón con un bisturí. Este procedimiento es rápido y generalmente no requiere puntos.
  • Electrocauterización: Utiliza calor para quemar el acrocordón y eliminarlo de manera segura.
  • Crioterapia: Consiste en aplicar nitrógeno líquido para congelar el acrocordón, lo que hace que se caiga.
  • Láser: El láser puede eliminar los acrocordones sin afectar el tejido circundante.

Es importante que estos procedimientos sean realizados por un Dermatólogo profesional, ya que los intentos caseros pueden causar infecciones o dejar cicatrices.

Prevención de los acrocordones

Aunque no siempre es posible prevenir la aparición de acrocordones, algunas medidas pueden ayudar a reducir el riesgo:

  1. Mantener un peso saludable: Esto ayuda a reducir la fricción entre pliegues cutáneos, disminuyendo el riesgo de acrocordones.
  2. Usar ropa cómoda: La ropa ajustada puede aumentar el roce de la piel y favorecer el crecimiento de estas protuberancias.
  3. Higiene adecuada: Mantener la piel limpia y seca puede reducir la irritación y la fricción, especialmente en áreas propensas a los acrocordones.

Estas prácticas no garantizan que no aparezcan acrocordones, pero pueden ser útiles en la reducción de los factores que los favorecen.

Cuándo acudir al dermatólogo

Si tienes acrocordones que te resultan incómodos o si observas cambios en su tamaño, color o forma, es recomendable acudir a un dermatólogo para que los evalúe. Aunque los acrocordones no son peligrosos, es mejor contar con una opinión profesional para asegurarse de que se trata de una condición benigna y descartar otros problemas de la piel, agenda una consulta dermatológica o visita nuestra clínica dermatológica en lima. ¡Te esperamos!