La parada cardiorrespiratoria (PCR) es la interrupción súbita y simultánea de la actividad cardíaca y respiratoria. Como consecuencia, cesa el flujo sanguíneo hacia el cerebro y los órganos vitales, provocando la pérdida de conciencia inmediata y, si no se actúa rápidamente, la muerte. Es una de las emergencias médicas más críticas y requiere intervención inmediata mediante maniobras de reanimación. Por eso, visitar una clínica cardiológica para controlar factores de riesgo y evaluar la salud del corazón puede ser determinante para prevenir este tipo de eventos.

¿Cómo se produce una parada cardiorrespiratoria?

La PCR puede deberse a múltiples causas que afectan el corazón, los pulmones o ambos sistemas. Las principales incluyen:

  • Arritmias graves como fibrilación ventricular o asistolia
  • Infarto agudo de miocardio
  • Tromboembolismo pulmonar masivo
  • Asfixia, ahogamiento o aspiración
  • Sobredosis de fármacos o tóxicos
  • Traumatismos severos
  • Shock de cualquier origen

En todos los casos, se produce un fallo repentino en la capacidad del corazón para bombear sangre o de los pulmones para oxigenarla.

Signos clínicos de una PCR

Reconocer rápidamente una parada cardiorrespiratoria es esencial. Los signos principales son:

  • Pérdida súbita de la conciencia
  • Ausencia de pulso en las grandes arterias (carótida, femoral)
  • Ausencia de respiración efectiva (o boqueo ineficaz)
  • Cianosis (coloración azulada de labios y uñas)
  • Pupilas dilatadas y no reactivas a la luz en fases avanzadas

Ante estos síntomas, debe iniciarse la reanimación cardiopulmonar (RCP) de forma inmediata.

¿Qué es la reanimación cardiopulmonar?

La RCP es el conjunto de maniobras que tienen como objetivo restaurar la circulación sanguínea y la oxigenación hasta que se recupere la actividad espontánea del corazón o llegue ayuda especializada. Incluye:

  • Compresiones torácicas de alta calidad (100–120 por minuto)
  • Respiración boca a boca o con dispositivos de ventilación
  • Uso de desfibrilador externo automático (DEA) si está disponible

En los primeros minutos, las compresiones torácicas son la intervención más importante y deben iniciarse sin demora.

Importancia del tiempo en la PCR

Cada minuto sin RCP reduce en un 7-10% la probabilidad de supervivencia. A los 4-6 minutos, comienzan los daños cerebrales irreversibles. A los 10 minutos, la recuperación sin secuelas neurológicas es muy poco probable. Por eso, la cadena de supervivencia enfatiza:

  1. Reconocimiento precoz y activación del sistema de emergencias
  2. RCP inmediata
  3. Desfibrilación precoz
  4. Soporte vital avanzado
  5. Cuidados post-reanimación

La rapidez de acción marca la diferencia entre la vida y la muerte.

Causas reversibles: el enfoque de las «H» y las «T»

En el ámbito hospitalario, se buscan causas tratables de la parada, conocidas como las 5 H y las 5 T:

  • H: Hipoxia, Hipovolemia, Hipo/Hiperpotasemia, Hipotermia, Hidrogeniones (acidosis)
  • T: Taponamiento cardíaco, Trombosis coronaria, Trombosis pulmonar, Tóxicos, Neumotórax a tensión

Identificar y corregir estas causas es crucial para lograr una recuperación efectiva.

Pronóstico y secuelas tras una PCR

El pronóstico depende del tiempo transcurrido hasta la reanimación, la causa de la parada y la calidad de las maniobras. Aunque la tasa de supervivencia extrahospitalaria es baja, puede mejorar notablemente cuando se aplica RCP precoz y se dispone de DEA. Las posibles secuelas incluyen:

  • Daño neurológico por anoxia cerebral
  • Disfunción cardíaca transitoria
  • Alteraciones cognitivas
  • Síndrome post-parada cardíaca, que puede requerir cuidados intensivos prolongados

La rehabilitación puede ser necesaria para recuperar funciones motoras o cognitivas tras una PCR prolongada.

Prevención: ¿se puede evitar una parada cardiorrespiratoria?

En muchos casos, sí. La prevención primaria pasa por el control de los factores de riesgo cardiovascular (hipertensión, diabetes, tabaquismo, colesterol elevado), el reconocimiento de síntomas de alerta como dolor torácico o disnea, y el tratamiento oportuno de enfermedades respiratorias o cardíacas. En pacientes con alto riesgo, se pueden implantar desfibriladores automáticos (DAI) para actuar ante arritmias graves.

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