El taponamiento cardiaco es una emergencia médica provocada por la acumulación anormal de líquido, sangre o gas en el espacio pericárdico. Esta presión sobre el corazón impide su llenado adecuado durante la diástole, lo que reduce el gasto cardíaco de forma crítica. Es una situación potencialmente letal que requiere diagnóstico rápido e intervención urgente.

Fisiopatología: cómo afecta al corazón

El pericardio tiene una capacidad limitada de distensión. Cuando se acumula contenido en su interior, la presión intrapericárdica supera la presión intracardiaca, colapsando las cavidades, en especial las derechas. Esto provoca una disminución del retorno venoso, una caída del volumen sistólico y una hipotensión progresiva. El corazón, literalmente, se ve comprimido desde fuera.

Causas más frecuentes del taponamiento cardiaco

Las causas pueden ser traumáticas, iatrogénicas, neoplásicas o infecciosas:

  • Traumatismos torácicos penetrantes o cerrados
  • Complicaciones de procedimientos cardíacos, como cateterismos o cirugía cardiaca
  • Derrames pericárdicos neoplásicos, especialmente por cáncer de pulmón, mama o linfomas
  • Pericarditis virales, bacterianas o tuberculosas
  • Disección aórtica que se extiende al pericardio
  • Complicaciones de diálisis o anticoagulación excesiva

La velocidad de acumulación del líquido es clave: pequeñas cantidades pueden causar taponamiento si se acumulan de forma súbita.

Presentación clínica: cómo reconocerlo

El cuadro clínico clásico incluye la tríada de Beck:

  • Hipotensión
  • Ingurgitación yugular
  • Ruidos cardíacos apagados

A esto se suman signos de bajo gasto: taquicardia, disnea, pulso paradójico (descenso de la presión sistólica >10 mmHg durante la inspiración) y, en casos severos, shock obstructivo. En pacientes con enfermedades oncológicas o pericarditis subaguda, los síntomas pueden desarrollarse progresivamente, con fatiga, ortopnea y malestar general.

Diagnóstico: herramientas clave en la urgencia

El ecocardiograma transtorácico es la prueba diagnóstica de elección. Muestra la presencia de líquido pericárdico y signos de colapso diastólico de las cavidades derechas. Puede observarse desviación del septo interventricular y dilatación de la vena cava inferior sin colapso inspiratorio.

Otras herramientas como la ecografía a pie de cama (POCUS) permiten el diagnóstico inmediato en contextos críticos. La radiografía de tórax puede mostrar una silueta cardíaca aumentada, aunque tiene baja sensibilidad en fases iniciales. El ECG puede revelar alternancia eléctrica o bajo voltaje.

Tratamiento inmediato: la pericardiocentesis

El tratamiento de elección es la pericardiocentesis urgente, guiada por ecografía. Consiste en drenar el líquido acumulado mediante punción del saco pericárdico. Esta intervención puede salvar la vida del paciente, aliviando la presión externa sobre el corazón y restaurando la función hemodinámica.

En casos recurrentes o crónicos, puede ser necesaria una ventana pericárdica o la resección parcial del pericardio para evitar futuras acumulaciones. Si el derrame es secundario a procesos oncológicos, infecciosos o inflamatorios, el tratamiento etiológico debe acompañar al drenaje.

Manejo del paciente tras la descompresión

Una vez estabilizado el paciente, debe investigarse la causa subyacente para evitar recurrencias. Esto implica estudios citológicos, microbiológicos y bioquímicos del líquido pericárdico. Se deben vigilar parámetros hemodinámicos, función renal y signos de redistribución del líquido.

En pacientes que reciben anticoagulantes o presentan neoplasias, el riesgo de recidiva es alto. Por ello, el seguimiento debe incluir ecocardiografías seriadas y evaluación por cardiología.

Pronóstico y factores de riesgo

El pronóstico del taponamiento depende de la rapidez del diagnóstico, la etiología y la comorbilidad del paciente. Si se trata de forma precoz, la recuperación puede ser completa. En contextos oncológicos o infecciosos, el pronóstico está más ligado a la enfermedad primaria. La recurrencia es más probable cuando no se trata la causa de fondo o si el líquido reaparece antes de los 7 días tras la pericardiocentesis. Por ello los chequeos cardiológicos regulares y la visita a una clínica cardiológica son de suma importancia, recordemos que por lo general los problemas cardiacos no manifiestan síntomas y cuando éstos son evidentes el manejo y tratamiento de las enfermedades cardiacas es más complicado. Si ya padeces de alguna enfermedad cardiaca o sospechas de alguna es importante que acudas a una clínica cardiológica para que un cardiólogo especialista pueda diagnosticarte de la mejor manera.