La tipificación de VPH es una prueba médica utilizada para identificar la presencia de diferentes tipos del virus del papiloma humano (VPH) en el cuerpo. El VPH es una de las infecciones de transmisión sexual más comunes, con más de 200 variantes del virus, algunas de las cuales están asociadas con un mayor riesgo de desarrollar cáncer cervical y otros tipos de cáncer. La tipificación ayuda a los profesionales de la salud (Ginecólogos) a determinar si una persona está infectada con una variante de alto riesgo.
¿Por qué es importante realizar la tipificación de VPH?
Realizar la tipificación del VPH es clave para la detección temprana y prevención de posibles complicaciones graves, como el cáncer de cuello uterino, vaginal, vulvar, anal o de pene. Existen cepas de VPH de bajo riesgo que pueden causar verrugas genitales, mientras que las de alto riesgo están relacionadas con la aparición de cáncer. La identificación temprana de estas cepas permite tomar medidas preventivas y terapéuticas adecuadas.
¿Cómo se realiza la prueba de tipificación de VPH?
La prueba de tipificación de VPH generalmente se realiza mediante una muestra de células del cuello uterino en mujeres, o en algunas situaciones, de la región anal o genital en hombres. En mujeres, este proceso es similar a una citología (prueba de Papanicolaou), donde el ginecólogo toma una pequeña muestra de tejido cervical. En algunos casos, la prueba puede ser recomendada también para hombres que están en alto riesgo de infección por VPH, como aquellos que mantienen relaciones sexuales con otros hombres.
¿Qué tipos de VPH existen y cuáles son los más peligrosos?
Los tipos de VPH se dividen en dos grandes grupos: de bajo y alto riesgo. Entre los tipos de bajo riesgo, los más comunes son el VPH 6 y 11, que causan verrugas genitales, pero no están relacionados con el cáncer. Por otro lado, los tipos de alto riesgo incluyen el VPH 16 y 18, responsables de alrededor del 70% de los casos de cáncer cervical en mujeres. Otros tipos de alto riesgo incluyen el 31, 33 y 45, que también pueden llevar al desarrollo de cáncer.
¿Cuándo se recomienda realizar la tipificación de VPH?

La tipificación de VPH se recomienda en varios escenarios. En mujeres mayores de 30 años, es habitual que se combine con una prueba de citología para una evaluación más completa del riesgo de cáncer cervical. También puede recomendarse a personas que han tenido un resultado anormal en una citología o a quienes tienen un historial de múltiples parejas sexuales. Además, en casos donde se presentan verrugas genitales, la tipificación permite identificar el tipo específico de VPH presente.
¿Qué resultados se pueden obtener en la tipificación de VPH?
El resultado de la tipificación de VPH puede ser positivo o negativo. Un resultado positivo indica que hay una infección activa por uno o más tipos de VPH, mientras que el tipo específico puede indicar si la persona está en riesgo de desarrollar cáncer. Un resultado negativo significa que no se detectaron tipos de alto riesgo. En cualquier caso, es importante recordar que la mayoría de las infecciones por VPH desaparecen por sí solas sin causar complicaciones a largo plazo.
Tratamientos y seguimiento tras la tipificación de VPH
No existe un tratamiento específico para eliminar el VPH, pero se pueden tratar los síntomas y complicaciones derivadas de la infección. En caso de verrugas genitales, se puede recurrir a tratamientos tópicos o quirúrgicos. Para las lesiones precancerosas, las opciones incluyen la conización o el cono LEEP, procedimientos que eliminan el tejido anormal. Además, tras un resultado positivo en la tipificación, es fundamental realizar un seguimiento periódico con el ginecólogo para monitorizar la evolución de la infección y prevenir posibles complicaciones.
Prevención del VPH: vacunas y otras medidas
La mejor manera de prevenir el VPH es mediante la vacunación. Existen varias vacunas disponibles, como Gardasil y Cervarix, que protegen contra los tipos más comunes de VPH de alto riesgo, como el 16 y 18, así como los de bajo riesgo, como el 6 y 11. La vacuna es más eficaz si se administra antes del inicio de la actividad sexual, aunque puede ser útil para personas que ya han estado expuestas al virus. Además, el uso de preservativos y mantener relaciones sexuales seguras son medidas complementarias para reducir el riesgo de infección.